¿Hay agua o no hay agua? La situación en la ciudad de Oaxaca de Juárez, México

¿Hay agua o no hay agua? La situación en la ciudad de Oaxaca de Juárez, México

Publicado originalmente en La Voz, Edición Abril 2012.

Por Ariadne Prior-Grosch

Comunidad de San Felipe del Agua

El agua es sagrada, fuente de vida y cultura. Donde no hay agua, no hay vida. En varias partes del mundo, el desarrollo, la migración a ciudades grandes y el cambio climático esta afectando la disponibilidad del agua. Este enero, estudiantes de posgrado del Centro de Política Ambiental de Bard tuvimos la oportunidad de ir a Oaxaca, México. Fuimos con el propósito de estudiar el manejo del agua en los valles centrales de Oaxaca, pero durante nuestro tiempo allí aprendimos mucho más.

En la ciudad de Oaxaca de Juárez, muchos hablan del problema de la escasez del agua. También hay problemas con la potabilización: nadie toma el agua que sale de la llave. En la ciudad todos tienen que comprar garrafones para tener agua potable en la casa. En muchas áreas de la ciudad el agua llega solamente una vez por semana, resultado del mal manejo y fugas en el sistema.

El Instituto de la Naturaleza y Sociedad Oaxaqueño, INSO, tiene otra explicación por la escasez del agua. Enseñan que no es un problema de escasez, sino un problema por el agua rápida y la falta del agua lenta. El agua rápida viene en la temporada lluviosa, mucha agua que se va escurriendo por los cerros, causando erosión e inundaciones, y que después desaparece rápido por los ríos y quebradas. Al contrario, el agua lenta se infiltra en los suelos, proporcionando el agua tan necesaria para la vegetación y la recarga de las acuíferas. Con el proyecto Aguaxaca, INSO esta intentando cambiar la cultura del agua en Oaxaca y rehabilitar las cuencas de los valles centrales. Parte de este proyecto es cambiar la percepción de dónde viene el agua. En vez de pensar literalmente que el agua viene de las tuberías o la llave, enseña que el agua viene de los ecosistemas saludables en los cerros de los valles centrales.

Algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de asistir a una reunión del Comité Técnico del Foro Oaxaqueño del Agua. El Foro Oaxaqueño del Agua, FOA une a representantes de todos los sectores involucrados en el manejo del agua, incluyendo el gobierno federal, estatal, municipal, organizaciones no gubernamentales (ONGs), ciudadanos y representantes de los pueblos cercanos, para discutir el problema del agua y trabajar en la concertación para una solución.

Un plan común para el bien común

El INSO y el Foro están desarrollando un Plan Común para crear un plan holístico para el manejo del agua en Oaxaca. Es un “plan común para un bien común”, un plan integrado para crear relaciones entre la calidad del suelo, la contaminación por metales pesados ??y la calidad del agua. El plan incluye diez puntos para una política del agua que fueron oficialmente adoptados por el Foro en 2010. Juan José Consejo, director del INSO, considera al Plan Común “no tanto como un documento, sino un proceso de concertación entre la civil y la social” y añade, “el gobierno no tiene muy claro su meta en la reforma del agua, hay desconcierto, cada uno por su lado. Necesitamos concierto”.

En esta reunión tuvimos la suerte de conocer a Jorge Narváez Pérez que nos invitó a visitar su vivero en la comunidad de San Felipe del Agua.

Hace tiempo, el agua para la ciudad de Oaxaca llegaba por un acueducto que empezó en el municipio de San Felipe del Agua. Ahora en San Felipe del Agua se están tumbando los árboles que protegen los recursos hídricos. Jorge y su esposa Lidia Zárate Ubieta están llamando la atención a la deforestación en su comunidad. “Están pelando las montañas. ¿Quién va a parar la deforestación en la sierra? Llevan madera verde de San Felipe del Agua. El Consejo de Vigilancia no puede hacer nada, quiere evitar la violencia,” dice Jorge. “No vigilan, es México”.

El sistema de bienes comunales y los derechos que pertenecen a los comuneros han creado un sistema complicado en que solamente los que nacieron allí tienen derecho de vender la tierra que es considerado propiedad comunal. Jorge y Lidia calculan que hay 156 comuneros que tienen terreno en la comunidad, pero solamente 62 de ellos viven allí. Ahora en San Felipe, varios comuneros están vendiendo la tierra para la construcción de casas grandes. Consejo explica, “Dicen que la tierra comunal es para la conservación, pero en realidad, siguen con el desastre”. También la deforestación para la agricultura y cultivo de maíz está aumentando incluso en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Benito Juárez. Este parque está localizado al norte de la ciudad en la Sierra San Felipe, parte de la Sierra Madre de Oaxaca. De este cerro proviene el arroyo San Felipe, del cual se toma el agua para una gran parte de la ciudad de Oaxaca. “Están cortando las cañadas y el agua corre rápido a la ciudad,” dice Jorge.

Un ejemplo que se podría seguir

Los comuneros de San Felipe sienten que deben recibir alguna compensación por el agua que están proporcionando como servicio para la ciudad. El Señor Jorge y su familia están protegiendo una cuenca pequeña de aproximadamente un kilómetro, donde conservan el agua para uso en su terreno. En la finca implementan técnicas de agricultura sostenible promovidas por el INSO. Han sembrados frutales, duraznos, árboles nativos y un huerto integral. Siembran en curvas de nivel para conservar el suelo y riegan con goteo para conservar el agua. En la casa tienen cientos de orquídeas de todas variedades y pequeños árboles bonsái muy impresionantes. También crían gallinas y conejos para el consumo de la casa. Han logrado todo esto sin fondos del gobierno.

Ahora, un hijo está estudiando para ser médico, otro trabaja en la finca y el más joven va a estudiar para ingeniero agrónomo. El padre de Lidia, Narciso Ofelio Zárate Angulo, conoce todo el cerro. Antes, llevaba a biólogos internacionales al bosque y encontraron nuevas especias de orquídeas. Narciso está muy orgullos de su participación con un proyecto del gobierno en que sembraron 21 mil pinos en el cerro.

Estuve en San Felipe del Agua por primera vez en los primeros días de 2007. Estaba en Oaxaca con amigas para celebrar la Navidad y el Año Nuevo y nuestros amigos oaxaqueños nos llevaron a caminar por la Sierra San Felipe para ver las hermosas cascadas. Lamentablemente en este viaje, mi amigo Carlos Alberto González Reyes me dijo que ya no se puede visitar las cascadas. La última vez que él fue, unos hombres se le acercaron con machetes e insistieron que no podía estar por allí. Parece que la situación del agua y el terreno en San Felipe está llegando a un punto crítico.

Hasta el momento, los gobiernos municipales y estatales de Oaxaca han apoyado soluciones técnicas, como proyectos de infraestructura a gran escala, para resolver los problemas del agua en la ciudad. La presa Paso Ancho en el Río Atoyac es un ejemplo. Los críticos de la presa, como el INSO dicen que no es la solución adecuada para Oaxaca porque el agua en el río está contaminada y hay otras soluciones más económicas. Los defensores de la presa, como la Comisión Nacional del Agua, CONAGUA, dicen que la presa, que requiere una inversión de 2.6 mil millones de pesos (US$220 millones) en total, atenderá a las necesidades de agua para los ciudadanos de Oaxaca. Dice el Señor Jorge, “¿Por qué para la presa de Paso Ancho mil millones de pesos, y para aquí en el cerro nada? Nosotros, los ciudadanos de San Felipe del Agua protegemos el agua, el oxígeno y el aire para Oaxaca”.

Es una buena pregunta.

 

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